domingo, 24 de mayo de 2009

Conferencia de Juan R. Quintás en A Coruña

El pasado viernes, en el marco de un ciclo de conferencias organizado por el Colegio de Economistas de A Coruña para conmemorar su XXX aniversario, tuvo lugar en A Coruña una interesante conferencia sobre capitalismo, crisis y el sistema financiero, impartida por el Presidente de la Confederación Española de Cajas de Ahorro (CECA), catedrático y economista, Juan Ramón Quintás Seoane.

Debo avisar que el profesor Quintás es uno de los tres profesores de los que guardo un grato recuerdo de mis tiempos de facultad, tiempos en los que ocupaba un alto cargo en Caixa Galicia, a pesar de lo cual no perdió más de un par de clases, de las que nos avisó con tiempo pidiendo disculpas y enviando a un sustituto. Una actitud profesional que, lamentablemente, no abundaba, y me temo que sigue sin ser habitual en nuestras universidades.

Como profesor de Sistemas Financieros, Quintás sabía hacer unas exposiciones muy interesantes en las que combinaba sus conocimientos y experiencia, con una variada gama de ejemplos de todos los ámbitos. Siempre me sorprendió como podía poner un ejemplo basado en los denarios romanos, otro sobre guitarras eléctricas, al mismo tiempo que relacionaba las lecciones que impartía con temas de actualidad, como lo eran en aquel momento la intervención de Banesto o los ataques especulativos de Soros contra el Sistema Monetario Europeo.

Como conferenciante, Quintás sigue haciendo unas exposiciones muy interesantes, mejor cuanto más alejado está el tema de lo concreto, ahí donde el cargo y el lugar interfieren.

En síntesis, el profesor Quintás nos presentó la crisis actual como una de las que se dan una vez por siglo, consecuencia del fracaso de la versión del capitalismo más alérgica a la intervención pública en el sistema de mercado. Una crisis que no es extraña en un sistema inherentemente inestable, lejos del equilibrio automático que de forma mágica muchos atribuían al mercado.

Habrá que revisitar por tanto a Keynes, y buscar nuevos equilibrios entre la regulación y la libertad de mercado, un camino en el que habrá que confiar en que la sensatez alcance al público y a los políticos, evitando pánicos que den lugar a medidas unilaterales o populistas de consecuencias imprevisibles. Un camino que, en el caso español, parece que nos va a llevar varios años, con un 2010 que puede hacer bueno el 2009.

Respecto de los temas más concretos abordados, sobre el sistema financiero español, como no podía ser de otra forma, el Presidente de la CECA hizo una buena defensa de la posición de conjunto de las Cajas españolas, en términos relativos respecto de los bancos españoles o de las entidades financieras de otros países.

Si las Cajas tienen una exposición más elevada en crédito promotor en España (sólo un 23% más dixit), que el conjunto de los bancos españoles; los grandes bancos, Santander y BBVA, tienen una alta exposición a Sudamérica, área que les ha reportado grandes beneficios hasta ahora, pero que también presenta grandes riesgos por la evolución económica, a la que se unirá el riesgo-país, y el de tipo de cambio.

Aprovechar el tiempo para facilitar la capitalización de las entidades españolas antes de que la Unión Europea cierre la barra libre que abrió para evitar la quiebra masiva de las entidades afectadas por los activos tóxicos, y evitar que intereses políticos o regionales impidan operaciones de reestructuración del sector (las fusiones de las que cada vez más se habla) lógicas desde el punto de vista económico, son algunas de las cuestiones que se abordaron.

Para el observador externo, quizás la asignatura pendiente sea la organización de un sector donde tenemos una parte de las Cajas mediatizadas por aparatos políticos (véase el reciente vodevil de Caja Madrid), y otra parte dirigida por profesionales con una acreditada profesionalidad y sobrada experiencia, pero que no queda claro ante quien responden. Y aunque los últimos acontecimientos han demostrado que la disciplina del mercado no ha sido garantía de control de la eficiencia, la confianza ciega no parece tampoco tranquilizadora.

La absurda tienda online de la FNAC


Hace algún tiempo encargué unos libros a través de la web de la FNAC. La verdad es que tengo una tienda de esta cadena no muy lejos de casa, pero como eran varios libros juntos me pareció cómodo encargarlos via web y que me los enviasen a casa, al cabo de los días que especificaban en disponibilidad.

Pasadas varias semanas tuve que anular el pedido, ya que esperaba los libros para antes de Navidad, y ni llegaban, ni en atención telefónica sabían darme una mínima información de cuando llegarían.

Todo lo contrario, por cierto de Amazon, que sin necesidad de coger el teléfono me ha dado una rápida y profesional respuesta en las (muy escasas, por cierto) ocasiones en las que he tenido que hacer una pregunta o reclamación.

Pues bien, hace dos semanas decidí darle otra oportunidad a la tienda online de la FNAC, al ver que tenían una edición en DVD de la magnífica serie inglesa de los 70, "The Fall and Rise of Reginald Perrin", redescubierta gracias al artículo escrito por la hija de su protagonista, Leonard Rossiter, en la revista Intelligent Life.

Para evitar sobrecostes por envío a domicilio (a pesar de ser socio te los aplican igual), seleccioné como forma de envío la recogida en la tienda cercana a mi domicilio. Aun así, por cierto me añadieron un recargo de algo más de un euro por "gastos de gestión".

Nuevamente, gran éxito. Eso sí, esta vez, pasados los cinco días previstos, recibí un correo informándome de que debido a un problema puntual de disponibilidad, la entrega se retrasaría (sin aclarar cuando), y de que recibiría un nuevo correo con la nueva fecha de entrega.

Lo más gracioso del asunto es que hace un par de días pasé por la tienda, y tenían como mínimo tres unidades del producto que buscaba, de forma que pude hacer la compra ahorrándome de paso el euro y pico de la gestión.

Desde luego, los responsables de la web de la FNAC parecen estar de vacaciones en los años 90 pre-internet.