miércoles, 19 de enero de 2011

Irlanda paga sus deudas "creando" dinero

Aparentemente, dado que los bancos irlandeses se están quedando sin activos que puedan emplear como garantía para obtener crédito del Banco Central Europeo, el banco central irlandés ha "solucionado" el problema concediéndoles 51.000 millones de euros de crédito que no está respaldado por bonos ni por crédito del BCE. Esto es, está creando dinero de la nada, en principio con el visto bueno del BCE.

La noticia salió el domingo en un artículo de Ambrose Evans-Pritchard en "The Telegraph", y ha sido recogida ayer en el blog de Kike Vázquez en Cotizalia (enlace).

No es la primera vez que las autoridades irlandesas toman la iniciativa con medidas excepcionales, como cuando en octubre de 2008 decidieron respaldar al 100% los depósitos bancarios y la deuda contraida por sus entidades financieras. Lo preocupante es que las consecuencias de esa iniciativa, especialmente la garantía de la deuda bancaria, son la causa de la situación actual de Irlanda.

Más preocupante aun es que no veo en la web del BCE ninguna comunicación sobre el asunto, [mode ironic:on] salvo, claro está, que esté en la "Información bianual sobre la falsificación de billetes de euro" publicada el día 17.

lunes, 17 de enero de 2011

Artículo "¿Tiene salvación Europa" de Paul Krugman en El País

El artículo de Paul Krugman, que ayer reproducía "El País" hace un análisis muy bueno de la situación económica europea, y de las opciones posibles.

De momento ya sabemos que el gobierno alemán piensa que tenemos que "resistir", postura que siempre es fácil desde el punto de vista del acreedor.

Personalmente, no creo que se puedan imponer medidas de austeridad más allá de determinado punto, ya que la degradación social que producen lleva al cuestionamiento de la democracia.

Es lógica la postura alemana, pero en el fondo es igual que la del acreedor de una empresa en concurso. Lo ideal sería que la empresa se apretase el cinturón hasta que pagase lo que debe, pero los sueldos no se pueden reducir más allá de determinado punto, y las compras hay que hacerlas en el mercado, con lo que en la práctica si la empresa es solvente es mejor darle financiación condicionada a un plan de ajuste supervisado por los acreedores, y si no es solvente sale mejor calcular cuanto se puede recuperar de la deuda.

miércoles, 12 de enero de 2011

Los señores de las finanzas, de Liaquat Ahamed

Estamos viviendo una crisis económica, mejor dicho, financiera, sólo comparable a la Gran Depresión de los años 30.

Estoy convencido de que si no hemos llegado a los niveles de esa época es porque el mundo de hoy en día es otro, y porque algo se aprendió de los errores de aquel momento.

Liaquat Ahamed ganó el premio Pulitzer 2010 en su categoría de Historia con este libro "Lords of Finance", subtitulado en su edición original "Los banqueros que arruinaron el mundo".

Los cuatro hombres de la portada son los gobernadores de los bancos centrales más importantes en el periodo de entreguerras: Montagu Norman del Banco de Inglaterra, Benjamin Strong de la Reserva Federal, Emile Moreau del Banco de Francia, y Hjalmar Schacht del Reichsbank alemán. En otro plano, a lo largo de todo el libro está la sombra de John Maynard Keynes, principal crítico de las políticas seguidas por el "establishment" financiero.

La idea central del libro es cómo afectaron a la economía real las decisiones tomadas desde el mundo político y financiero después de la primera guerra mundial, fundamentalmente en cuanto a la vuelta de las economías al patrón oro, y al pago de las deudas contraídas por los contendientes durante la guerra.

La primera guerra mundial alteró el equilibrio financiero mundial, al convertirse los Estados Unidos en el principal acreedor mundial en detrimento del Reino Unido. Hasta 1914 las relaciones financieras se regían por el patrón oro, de forma que la masa monetaria en circulación estaba limitada por las reservas de oro acumuladas por los bancos centrales. La financiación de la guerra supuso un enorme trasvase de oro desde los países beligerantes a los no beligerantes (entre ellos España, de ahí el origen de buena parte del famoso oro de Moscú). Ante la caída de las reservas de oro, todos los países contendientes fueron abandonando la convertibilidad del papel moneda en oro, incluso Estados Unidos, ya que la enorme afluencia de oro generaría inflación por el aumento de la masa monetaria.

Finalizada la contienda, el consenso en el mundo de las finanzas era que debía volverse de nuevo al patrón oro. Pero el mundo de después de la guerra era un mundo diferente.

Inglaterra y Francia tienen deudas con los Estados Unidos que esperan, sobre todo Francia, pagar con las reparaciones de guerra impuestas en el Tratado de Versalles a Alemanaia. Tras diversas negociaciones se fija un calendario de pagos que de haberse mantenido, tendría a los alemanes pagando hasta 1989. Keynes y otros ya avisan de que las reparaciones impuestas impediran la recuperación económica. Alemania se siente humillada por los términos del tratado y emprende políticas de resistencia pasiva, al tiempo que el gobierno atiende a sus compromisos internos imprimiendo cada vez más papel-moneda. El resultado es una hiperinflación brutal que hace que el marco quede sin valor, y lleva a la ruina a las clases medias.

Inglaterra volvió al patrón oro en 1925 con la misma paridad oro-libra esterlina de preguerra. Este valor, que venía del siglo XIX no reflejaba la situación de postguerra, en la que la libra esterlina se había devaluado considerablemente como consecuencia de la situación de la economía británica y del paso de país acreedor neto a deudor neto. La consecuencia de fijar un valor demasiado alto por razones de prestigio como centro financiero mundial, decisión duramente criticada por Keynes, fue que las exportaciones británicas no podían competir en el mercado mundial, mientras que la lógica del patrón otro imponía altos tipos de interés para mantener las reservas de oro necesarias para sostener el valor sobrevaluado de la libra. Tal combinación generó deflación, recesión y paro.

Francia volvió al patrón oro en 1929 con una paridad por debajo del valor de mercado del franco, lo que genera el efecto contrario: competividad de las exportaciones francesas y afluencia de oro que es neutralizada para evitar la inflación.

Estados Unidos apoya a Inglaterra en la vuelta al patrón oro con crédito, y baja los tipos de interés inicialmente al tiempo que los ingleses los suben. Se genera una enorme especulación en todo inmobiliaria y financiera, que cuando se trata de cortar con una subida de los tipos de interés acabará reventando en 1929....

En fin, toda una serie de historias de la historia con nombres y apellidos, relatadas casi como un "thriller", con muchos paralelismos, a pesar de la distancia temporal, con la situación actual.

Libro muy recomendable. Entre 23 y 25 euros el libro en papel en las librerías españolas y por internet. 10,55 euros al cambio el e-book en inglés a través de Amazon. No encuentro el e-book en castellano. Después se quejarán de que la gente se baje los libros de internet sin pagar....